PREGÓN DE LAS FIESTAS
Querido pueblo de Regumiel de la Sierra. Estimados vecinos, amables visitantes y gentes de paso. Reina y damas, Señores munícipes y autoridades diversas aquí presentes. Amigos todos. Me gustaría en primer término dar las gracias a la Corporación Municipal, a la Comisión de Fiestas y por supuesto a todos vosotros, por el extraordinario honor que me habéis concedido al invitarme a compartir un momento tan señalado: el de pregonar las fiestas en honor a San Adrián Mártir.
Debo confesar, que esta empresa de ser pregonero en Regumiel de la Sierra, ha generado en mí dos sentimientos contrapuestos: en principio una cierta preocupación, derivada del hecho de considerar escasos mis merecimientos para tal evento, pero en segundo lugar y, finalmente victorioso sobre el anterior, un enorme orgullo y una gran satisfacción por estar aquí, con vosotros, en mi querida tierra serrana.
Hoy, al recorrer con la mirada y gozar la vista con este peculiar paisaje que nos envuelve, no he podido evitar que a mi memoria viniese una imagen: la de mi infancia y otros parecidos serranos, correteando por estos montes y por estos pueblos, disfrutando al máximo de la plenitud vital que de nuestra hermosa tierra emana. Una infancia muy similar a la de todos vosotros, en la que poco a poco desentrañábamos el sabroso conjunto de absurdos y maravillas que es la vida.
Y aquí, en Regumiel y en la Sierra nos encontramos en un entorno privilegiado dentro de nuestra riquísima geografía burgalesa, y por tanto de la española. Nuestros pueblos, nuestras cimas, nuestros bosques, nuestros ríos y nuestros caminos nos hablan, a poco que les prestemos atención, del devenir de los siglos y de los hombres y mujeres que los han habitado.
Los afloramientos de las gigantescas huellas de dinosaurios o icnitas que atesoráis en vuestro pueblo para asombro del mundo indican que incluso antes de que ni tan siquiera existieran nuestros ancestros que vagaban en torno a Atapuerca, y seguramente por estas tierras pues los científicos nos aseguran que eran inteligentes, por aquí anduvieron los iguanadontes y los terópodos. Y el rastro de las huellas humanas es también patente entre vosotros, y de manera muy significativa en la necrópolis mozárabe junto a vuestra querida iglesia de San Adrián. Huellas que se repiten en el entorno mágico de Revenga, donde os unís a los vecinos de Quintanar de la Sierra y Canicosa de la Sierra. Las tumbas excavadas en la roca y la ermita son testimonio de la espiritualidad y la fascinación que Revenga ha ejercido desde tiempos inmemoriales en los hombres y mujeres de la Sierra de Pinares.
Y mientras existan hombres y mujeres con el espíritu serrano, esa atracción que ejerce Revenga seguirá viva, por eso y desde aquí os animo a que todos unidos sigáis manteniendo el empeño por conservar y mantener con vida vuestro Comunero, acudiendo a él año tras año y haciéndolo aún más atractivo con nuevas obras como la Casa de la Madera. Y estoy seguro que también los Pelendones que bajaron a habitar estas tierras regadas por el Gomiel, Gumiel o Zumel hace más de un milenio ya conocían de las maravillas de Revenga, donde reposarían, se solazarían y celebrarían sus ritos tras acabar sus duras jornadas dedicados a los oficios que desde entonces ha mantenido esta tierra.
Desde aquellos tiempos vuestro pueblo ha estado ininterrumpidamente habitado con todos los que hallaron refugio y hogar en las guerras y escaramuzas propias de la Reconquista, apareciendo por primera vez citado en los escritos en el año 1213, como no junto a Revenga y también junto a Quintanar y Canicosa.
La agricultura, el pastoreo, la pesca, la caza y el sabio aprovechamiento de vuestros bosques han sido vuestras ocupaciones tradicionales y que hoy seguís manteniendo aunando las tradiciones y el respeto sagrado por las cosas del pasado y los nuevos métodos del presente. Y junto a esos oficios, obligado es mencionar a los carreteros, gremio que con sus cédulas y privilegios ha forjado en gran parte vuestra historia, vuestras costumbres y vuestro carácter. Y al igual que desde el siglo XV ellos llevaron vuestro nombre y vuestra fama por toda España, hoy su herencia la han tomado los transportistas que con sus potentes máquinas siguen mostrando con orgullo el nombre de Regumiel de la Sierra y la riqueza de vuestros montes.
Pero vale ya de hablar de historia. Si es cierto que en la historia de Regumiel y en el resto de la Sierra, resuenan ecos de personajes y familias ilustres, el núcleo básico, lo esencial, lo constituye la ininterrumpida sucesión de seres normales, anónimos, que a lo largo de los siglos, nacieron, engendraron a otros seres y que vivieron y murieron en esta tierra. Sois vosotros su producto inevitable, ya que con vuestros actos diarios, con vuestro esfuerzo y trabajo determináis lo que en un futuro traspasaréis a vuestros hijos, con la esperanza siempre noble de que ese traspaso sea un mundo mejor.
Por eso quisiera desde aquí implicar a todo el pueblo en su futuro, invitaros a que todos juntos y con coraje sigáis rectos por el camino del progreso, del trabajo, del crecimiento, apostando cada día de manera clara por esta tierra, por estas gentes y por toda nuestra Comunidad Castellana y Leonesa. Proclamo así que Castilla y León somos, pues, sus gentes, sus mujeres y sus hombres de ayer, pero sobre todo de hoy y de mañana.
A todos ellos quiero dedicar hoy este pregón, rindiendo un homenaje tanto a su pasado como a su futuro, porque mal porvenir espera a los hombres que rompen sus eslabones con el pasado, cuando una sociedad, no teniendo nada que conmemorar, se queda sin fiestas y por tanto sin esperanzas. Y precisamente hoy nos encontramos en uno de esos días en que el calendario da un respiro, rompiendo el monótono curso del año, y se nos presenta la ocasión de compartir con nuestros vecinos y con los forasteros, el placer de unos días festivos ganados a ley con vuestro trabajo.
En estas fiestas de Regumiel de la Sierra, sabéis conjugar perfectamente componentes comunes a otros pueblos como la música, la alegría y el bullicio, con elementos exclusivos y diferenciados. La caldereta serrana fraternalmente compartida, el arranque y pingue del mayo, vuestra misa y procesión del Santo, y los apasionantes partidos de pelota cargan a vuestras fiestas de emotividad y las conviertan en un extraordinario motivo de reunión de familias, amigos ya conocidos y amigos por conocer. Y el visitante que disfruta con los ritos y alegrías de vuestras fiestas, queda extasiado también ante la belleza natural que rodea Regumiel de la Sierra: los cerros, los arroyos, las fuentes, vuestros bosques, y por supuesto ante la calidez y la gran acogida que sabéis dispensar a todos los que hasta aquí se acercan.
Quiero animaros a que disfrutéis plenamente de estos días festivos, porque la fiesta es también una parte muy importante de nuestra cultura, de nuestra forma de ser. Las fiestas son un momento fundamental en la vida de los pueblos y también en cada una de nuestras vidas personales. ¡ Pobre la sociedad que no tiene nada que celebrar ! Por ello os pido que deis rienda suelta a vuestra alegría, que contagiéis a todos vuestro entusiasmo y jolgorio, e inundéis las calles de júbilo y sana algarabía. Porque además, si Regumiel de la Sierra luce, grita y tira la casa por la ventana en estos días es la demostración de que hay un pueblo que trabaja y se esfuerza el resto del año, y que lleva muy dentro sus raíces y sabe recordarlas y honrarlas.
El ritmo frenético de la época en que nos ha tocado vivir, las preocupaciones diarias, nos llevan muchas veces a una sensación de agobio, de deshumanización. Así, es nuestra obligación regresar, de cuando en cuando, a la placidez de un pasado que también tuvo su lado amable y reconciliarnos con el espíritu infantil que todos llevamos dentro y que sigue corriendo y saltando por las plazas y las calles de nuestros pueblos. Y así como San Adrián prefirió ser martirizado y ver arrancadas sus carnes antes que renegar de lo que más amaba que era su fe, todos vosotros sabéis porfiar, mantener y cultivar el amor y el trabajo por vuestro pueblo y las maravillas que atesora. Y si muchos son los tesoros que Regumiel de la Sierra muestra y a veces esconde, el más preciado de todos sois todos sus habitantes y todos los aquí nacidos que por vicisitudes de la vida tuvisteis que partir a otras tierras.
Pero quizás encontréis ya demasiado largo este pregón, de modo que como a lo que hemos venido todos es a divertirnos y la fiesta ya está pregonada, con la autoridad simbólica que me otorgáis al ser pregonero decreto que comience la fiesta. Por todo lo dicho, y porque os lo merecéis, deseo que seáis felices como yo lo soy en este momento y que San Adrián Mártir, a quien hoy recordamos, bendiga este pueblo.
¡Vecinos de Regumiel de la Sierra!
Disfrutad de vuestra fiesta
¡Y que reine para todos la alegría!
Muchas gracias.
Alfredo González Torres
Secretario Territorial de la Junta desde el año 1996
Licenciado en Educación Física
Jefe de la Sección de Deportes
Jefe de la Sección de Turismo
Jefe de la Sección Laboral en Valladolid
REINA
Ariadna Domingo Fernández
DAMAS
Judith Iris Pascual Martín |
Sara de la Fuente González |
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