La espectacular belleza del Parque de las Lagunas Altas de Neila ya es conocida. Eruditos de la pluma y del pincel se han asomado repetidas veces a este hipnótico paraje. Estas características paisajísticas deberían ser suficientes para arrastrar a masas de visitantes y turistas.       

           El pasado glaciar de esta sierra formó multitud de pequeñas lagunas, la Helada, la Larga y la Laguna Negra.

        Estos lagos neilenses tienen otros motivos de interés. Este mundo de trabajo y ajetreo, de sobresaltos, de ritmo cansino, obliga un alto en el cotidiano quehacer. Las Lagunas Altas se brindan como un paréntesis de recreo. Hay que aprovecharlo. El deporte en sus múltiples ramificaciones sería una de estas actividades.

         La Laguna Larga, con sus 108.200 metros cuadrados de superficie. Y la Negra superando los 125.000, están privilegiadamente dotadas para la práctica de deportes náuticos. Las regatas, el esquí acuático, la natación en sus distintas modalidades encuentran aquí el marco deseado. Con poco esfuerzo y con más deseo e imaginación, a poco que se deseara, se podrían ver las lagunas con ávidos deportistas. Para ello es preciso, ante todo, “querer”, y luego perfecta armonía entre Neila, ICONA y las Federaciones correspondientes.

       
    Son muchos los caminos que recorren la sierra, idóneos para recorrer a pie, en bicicleta o a caballo durante unas vacaciones. Una de las grandes amenazas es el exceso de visitantes sin regulación en verano por lo que una solución ideal consiste en aprovechar la temporada baja.